Al andar
los ojos se han cegado
los oídos ensordecidos
el tacto insensible
la esencia diluida
Al andar
se trazan los caminos
se dejan huellas
caes y continúas
aprendes y desaprendes
Al andar
nada es cómodo
consigues heridas
se cicatrizan
y continúas andando
Andando
tropezando
entiendes la vida
de las múltiples caídas comienzas a ser sensible
armonizas tu ser -de nada sirven los lamentos dice la abuela-
y se da la oportunidad de andar brazo a brazo
Andando
encuentras raíces
unas putrefactas
otras intactas
algunas moribundas
unas malignas
y otras que regeneran
brotan y aprenden a entretejerse
Al andar
algunos dormimos profundo
algunos vivimos en las pesadillas de los instantes
unos que otros no concilian el sueño
y otros despertamos en la soledad y frialdad de los oscuros caminos,
cayendo al precipicio, tanteamos los pasos
revisamos las bitácoras
conversamos con las semillas rojas
-andan molestas-
buscamos a los abuelos
-se han escondido- o porque nuestras vistas se han acortado
intentamos palpar nuestra esencia
-no le encontramos forma ni textura-
Quién pudiste ser
buho de la noche
mensajero de tzuultaq'a
Quién pudiste ser
andante de las noches
esquinero de los caminos
Quién fuiste
asesino de la vida
asesino de kaq'aj
Dónde lo hiciste
bajo que arbusto
bajo que piedra
en qué barranco
en qué lugar de huesos
Hago la dura tarea de intuír
te veré en el fuego
te veré sobre el ocaso
te veré en las novenas
te hallaré y romperé los surcos de espinas que has cultivado
te he de borrar
que te devuelva xib'alb'a.
y andaré de nuevo
reconstruiré caminos
veré de nuevo
oiré de nuevo
palparé de nuevo
y la esencia será sensible y compacta
Porque el fuego aún sigue vivo!
10 B'e
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